¡He vuelto!

Pues he decidido darle vida a mi blog de comunicación Comunikatonline y veo que tengo esto de aquí también abandonado. Pero voy a reanimarlo todo. Me siento inspirada. Me encuentro mucho mejor que cuando redactaba los textos tan depresivos que hay por aquí. He empezado a escribir fanfiction de Resident Evil. Os invito a visitar mi perfil y ver qué escribo si os interesa. Acepto críticas, siempre que sean constructivas 😀

Y de momento esto es todo. Seguro que pronto publicaré más cosas.

Como ya he dicho, estoy inspirada.

Gracias por leer.

 

X.

Una difícil decisión

Cuando no sepas qué decidir, tira una moneda. No porque ella te diga qué hacer, sino porque en el momento en que la tiras sabrás qué opción estás deseando que salga.

Tiro una moneda cada día. O incluso dos. Son monedas imaginarias que sólo sirven para decirme qué quiero en realidad. Esto me ayuda a decidir por mí misma, algo que me ha costado trabajo desde que era una niña.

Todo es más fácil si se escucha al corazón, porque en la mayor parte de las decisiones el corazón (junto con el estómago) sabe perfectamente lo que quiere y lo que queremos. Es cuando interviene la cabeza que todo se hunde. ¿Por qué? diréis, Si la cabeza tiene capacidad de analizar las situaciones objetivamente y decide en base a los hechos. Pero no os dejéis engañar. Hacerle caso a la cabeza es la mayor trampa en la que podemos caer.

Recuerdo un día en el que me pasé media hora dando vueltas por la ciudad porque no fui capaz de decidir dónde quería repostar. El estómago dice que le da igual, mientras no tardemos demasiado. El cerebro dice que mejor ahí donde nos salga más barato. Ya tenemos el conflicto perfecto, ya que en una es más cara, pero con nuestra tarjeta de descuentos nos saldrá sólo por poco más. Pero la otra está más lejos, y lo que nos ahorraríamos en el depósito los gastaríamos en gasolina en el camino…

He entendido que a veces no debemos hacer tanto caso a la cabeza. Porque el corazón impaciente y el estómago hambriento siempre escogerán un camino más rápido y fácil que el cerebro, que a veces actúa con miedo y precaución.

Pequeños pasos hacia la felicidad

Llevo unos días muy ocupada. Hoy he encontrado un ratito y he decidido invertirlo en el blog y anotar mis logros de esta semana. Durante el fin de semana he montado el árbol de navidad en casa. No sin la ayuda de D (D es mi pareja, la persona que aguanta mis rabietas y me anima a levantarme cuando estoy tumbada sin fuerzas). Y nos ha quedado un árbol realmente precioso.

Pero no os quiero aburrir con el árbol. Ya aburro suficientemente a D.  El sábado probé una receta de galletas que pretendo colgar en midulcevegano.wordpress.com (todavía no hay nada pero es porque pruebo las recetas y me obligo a comerme el resultado y no empezar ninguna otra creación hasta que no se acaben. Otro punto en el cual me ayuda D (¿no es fantástico?)

Acaba con la intro. Cuéntales lo que has hecho hoy.

Y hoy he rechazado una invitación a una entrevista de trabajo.

Bien, en realidad era una segunda entrevista para un puesto concreto. En realidad no era mal puesto: algo de comunicación, algo de atención al cliente, mucha generación de contenido, bien pagado. Sí, una locura rechazar esto.

Pero la cuestión es que no cabe dentro de mis planes de los 200 días. Y como ya dije en el último post, aunque nunca sepa lo que quiero, siempre sé lo que no quiero. Y he comprendido que este no era el camino que quería seguir.

El mundo avanza a un ritmo cada vez más acelerado y nos exige que nos adaptemos a este ritmo. Pero a veces vale la pena pararse y pensar. Pensar si queremos seguir en esta dirección o replantearnos ciertas cosas.

De estas decisiones pueden salir importantes cambios de vida. D seguramente diría que vienen acompañados de una crisis de algún tipo (¿he comentado ya que D es psicólogo?)

Como pararse es a veces difícil, empezaré por bajar el ritmo. Hacer las cosas poco a poco, pensar de vez en cuando cómo las estamos haciendo y si nos sirven como nos gustaría que nos sirviesen.

Así que, ¿por que no empezamos el cambio poco a poco?

Por cierto, me he marcado como límite para saber qué camino quiero seguir el 31 de diciembre. Iré contando por aquí si lo consigo.

Buscar lo que te llena – La lista de las cinco preguntas

27 de noviembre del 2015 – 196 restantes para el cambio de vida (Hablaremos de esto más tarde)

He dormido muy bien hoy. Tras unos días de estrés y nervios he conseguido dormir siete horas seguidas. Todo un lujo. Esto ha tenido como consecuencia que me he levantado de buen humor y con ganas de afrontar el día. Me he arreglado y me he puesto un vestido y unos zapatos que me gustan y me hacen sentir segura. He ido al trabajo pensando en todas las cosas que haría hoy con mucha ilusión.

Pero una vez en la oficina, en contacto con los compañeros la motivación inicial se ha disfumado rápidamente: mi superior quiere empezar mil proyectos nuevos antes de acabar los primeros; mis compañeros me piden cosas («uuh, vaya, te piden cosas. Anda, Xaori, no te quejes») como siempre para ayer; y si encima me insinúan que ellos harían mi trabajo de una forma mucho más eficiente ya me han destrozado el día.

Lo que más me molesta es el hecho que tal vez sea cierto que otra persona haría mejor mi trabajo. Mi problema no es otro que una terrible falta de motivación causada por mucho trabajo sin reconocimiento, problemas que por mucho que los resuelvas parecen persistir y el hecho que no me puedo identificar con la filosofía de la empresa.

¿Cuál es la problemática?

Llevo demasiado tiempo quejándome. Una parte de mí sabe que esto tiene que acabar, que tengo que afrontar la vida como una persona adulta y admitir que ningún trabajo será perfecto, que siempre habrá problemas que resolver, compañeros con los que discutir, tareas que no gustan tanto como otras y los temidos deadlines.

Pero hay otra parte de mí que no quiere aceptar esto. Esta parte cree que es posible estar enamorado de su trabajo y que cualquier tarea, incluso los más graves problemas se resuelven con ilusión porque es lo que eres.

Investigando por lo que es internet he encontrado este artículo en una página sobre cómo tomarnos la vida de una forma más consciente (está en alemán, pero Google hoy en día lo traduce todo). Aquí encontramos una lista de cinco preguntas que debemos hacernos para encontrar un trabajo que nos llene. La lista expuesta aquí sobre encontrar una trabajo que nos llena me servirá de guía para mi reto de los 200 días (lo dicho, que luego hablamos de esto). Se trata de 5 preguntas que debemos hacernos para encontrar un trabajo que nos llene. Como siempre se me ha dado muy bien saber qué no quiero, pero nunca qué quiero, igual esto me ayuda a progresar.

  1. ¿Qué me hace feliz, por el mero hecho de hacerlo? Sólo contemplando la actividad por sí misma, sin tener en cuenta el resultado.
  2. ¿Qué actividad me hace perder la noción del tiempo a menudo?
  3. ¿Con qué actividad tengo la sensación de aprovechar el tiempo (para mí, no para otros)?
  4. ¿Qué es lo que me quedaría si de repente todas mis relaciones y pertenencias desaparecieran?
  5. ¿Qué haría si no tuviera ninguna necesidad económica ni material hasta el final de mi vida?

Me ha parecido una reflexión muy adecuada para intentar saber qué es lo que realmente queremos. Yo por mi parte podría contestar todas las preguntas con «cocinar», «dibujar» y «leer». Así que los próximos meses tendré que buscar y descubrir una actividad que me permita hacer exactamente esto día tras día para ganarme la vida.

«¡Qué ilusa!» diréis. Y sí, no es un plan perfecto. Pero de esto se trata en el reto de los 200 días. De encontrar una salida de una situación que no nos llena y entrenarnos para ser otra persona. Pera poder progresar a nivel personal y profesional.

Tras abandonar el reto de los 250 días he creado el día 23 de noviembre el reto de los 200 días (Cada vez más impaciente, ¿eh?). Y hasta fin de año me he marcado el objetivo de encontrar una idea para el futuro, para después, en los restantes días, trabajar para conseguir esta meta.

¿Y vosotros? ¿Os habéis planteado alguna vez un cambio radical de vida?  ¿Que pautas os marcasteis vosotros? ¿Cuál fue el resultado?

Gracias por comentar, cualquier idea me servirá para progresar.

 

Ah, y buen fin de semana 😉

 

El reto de los 250 días

Hoy no he dejado mi trabajo.

Me he levantado con el fuerte deseo de cambiar de vida. Finalmente encontrar mi rumbo y saber qué quiero hacer. Sí, sí. «Mamá, quiero ser artista», diréis. Pero ya he visto que esto no es fácil. Y en un momento de profunda frustración por injusticias, incomprensión y mucho, mucho cansancio, he estado a punto de cometer un error. O sea, el acto no era erróneo – solo lo era el momento.

He pensado mucho tiempo en abandonar la vida que tengo ahora. Y por falta de valor (el valor económico de mis pertenencias básicamente), no lo he conseguido todavía.

Pero el momento va a llegar. Me he dado un margen de 250 días para cambiar de vida completamente. También he decidido cómo lo haré. Poco a poco me iré dedicando a mis pasiones y lo haré tan bien que todos se quedarán boquiabiertos y con muchas ganas de más. Pero hay que empezar poco a poco. Hoy, día 1, cuando faltan todavía 250 días, ya tengo suficiente con compartir con el mundo esta decisión mía (y esto aunque al mundo no le interese). Para mañana tengo otra sorpresa preparada. Empezamos fuerte.

 

Mañana más. Que estoy agotada.

 

El cepillo

Por poco ni me entero. No fue hasta ver mi cepillo de dientes solo en su vasito de plástico azul que lo comprendí. No dejaste nada que consideraras tuyo en mi apartamento. Ni siquiera el cepillo de dientes que ya tocaba cambiar.

¡Qué desconsiderado! Por lo menos podrías haber dejado el cepillo en su sitio. ¿En qué estarías pensando? ¿Pensabas que te llamaría por decirte que te has dejado tu cepillo? Yo nunca te llamaría por una cosa tan insignificante. Si casi ni noto tu ausencia. Pero creo que has ido demasiado lejos. ¿Acaso has pensado en las consecuencias que tiene esto para mi cepillo? Mi pobre y viejo cepillo de dientes. ¿A quién le contará ahora todas las dificultades con las que se encuentra cada día en mi boca? ¿Sobre quién se inclinará cuando le pesa todo? ¿Y quién le dará las buenas noches? Lo poco que queda de su vida ha quedado destrozado. ¿No te sientes culpable por hacerle algo así a esta cosa tan pequeña e indefensa?  

Pero esto ya no importa porque el daño ya está hecho. Así que, para terminar esto de una vez por todas, enterraré mi viejo cepillo en el cubo de basura y te llamaré para recordarte lo que has hecho.

 

———

 

Fue una idea de medianoche y no sabía si sería capaz de darle forma. Al final ha resultado en un monólogo corto, pero he quedado bastante satisfecha.

Y esto es todo por hoy. A no ser que me inspire.

Una berenjena en blanco y negro y unas palabritas para empezar la semana

Flor berenjena - foto del dibujoHace unos días fue mi cumpleaños. Y como no he tenido mucho tiempo para dedicarme a mi transformación en artista estos días, hoy he cogido el bloc de papel y un lápiz cualquiera y me he plantado en el jardín (como si fuese una flor *-*) y he dibujado la preciosa planta de berenjena de mi chico.

Aprovechando que recientemente se ha despertado su gran interés por el huerto urbano (y es que en realidad nuestro jardín es una terraza), supongo que este tiempo dibujaré más de una planta.

No he podido escanearla para subirla en condiciones. Ya lo haré mañana o pasado. Pero no me he podido resistir a subir la foto del dibujo. Sé que no es una foto de gran calidad – ni el dibujo tampoco – pero quiero dejar una muestra de este rápido trabajo que me une un poquito más al hombre con el que comparto mi vida (más allá de comerme la verdura que él cultiva).

Lo dicho, pronto vendrá la imagen escaneada y luego más dibujos de frutas verduras y hojas. Poco a poco. Y porque esta entrada no puede contar realmente como una entrada artística, aquí va una corta composición:

Acariciar tu piel firme con hambre.
Deslizar mis dedos por tu carne
dulce y suave, como la miel.
Beber tu sabor – a la plancha, con sal y aceite.

Oda a la berenjena – sin métrica.
Es que hoy tengo un día gráfico. Las palabras tienen libre.

Trago

Sus dedos empezaron a deslizarse lentamente sobre el papel, acariciando cada palabra. Notó el suave tacto de las páginas en su piel. Con todas sus fuerzas intentó absorber el contenido a través de las puntas de sus dedos. Con las uñas rasgó con delicadeza  el relieve casi imperceptible de las letras.

Ya casi no podía oír las voces en el fondo. Poco a poco los gritos se convirtieron en canto, los golpes en tambores.

Era su ritual. Una escapatoria temporal del mundo real.

Siempre que cesaban los ruidos violentos sólo le quedaba la pregunta ¿Por qué el libro de cuentos no me traga ya de una vez?

 

—–

Empezamos con algo muy ligero. Me costará un poco encontrar un estilo que quiera seguir y trabajarlo hasta obtener algo sólido. Poco a poco. La creatividad viene trabajando.

Las primeras palabras

Empezar siempre es difícil. La primera marcha es la que más combustible gasta.

No nos engañemos. Estoy oxidada. En mi trabajo tengo que escribir a diario. Pero suelen ser correo electrónicos sin gran contenido artístico. El poco rato que puedo pasar escribiendo para el público está limitado por tecnicismos. Aquí puede haber mucha creatividad. ¿Pero es posible ser creativo sin motivación?

La creatividad no es un conocimiento innato. Es una característica que se puede adquirir con mucho trabajo, dedicación y disciplina.

Yo quiero encontrar este camino. Empezaré a trabajar la creatividad. No sólo para hacer mejor mi trabajo, sino para poder expresar todas aquellas ideas que, de momento, todavía están encerradas en mi cabeza.

Os invito a acompañarme en este camino. No soy muy buena cumpliendo promesas, así que no os quiero prometer nada. Pero si consigo lo que me estoy proponiendo, veréis aquí pequeños escritos y algún dibujo 🙂

De momento, muchas gracias por leer.